La exposición de Gisela Cortese, curada por Ana Martínez Quijano, cuenta con el papel como material principal de las obras. Como explica la curadora, estos papeles calados y dispuestos sobre un fondo blanco rozan el límite entre lo visible y lo invisible
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"El dibujo se divisa a través de las sombras, proyectadas por los papeles al despegarse del fondo-continúa Martínez Quijano-. Las curvas, contracurvas y geometrías, se perciben con mayor o menor definición según sea la iluminación, casi rasante o frontal. Hay que agudizar la mirada...
Los cortes y recortes mantienen una onda expansiva constante, pero en el paso de una obra a la otra hay vacíos que generan suspenso. El ritmo tiene su razón de ser. Los pape- les blancos ostentan contrastes mínimos y, sin embargo, se desbordan de repente con la potencia y la fuerza de aquello que sólo se activa después de haber estado reprimido. La levedad de esas obras discretas, abre paso entonces a una frondosa enramada que brota de la pared sin frenos que limiten la eclosión de las formas
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