Este año, las Autopistas de la palabra convocan a escritores y psicoanalistas situando su mirada en La Frontera, el antes y el después, los mitos y quiebres que hacen al folletín de los argentinos.
Sabemos que lo nacido en la lengua es silenciosamente inagotable, determina. Atravesar, atravesar. Letras sedientas de humores deslizando anticuerpos polémicos, rodajas permeables al desacuerdo, tal vez arpones. Las preferencias suelen diferir, los hermanos no siempre están de nuestro lado.
Creemos que un pensamiento estético es equivalente a la originalidad sin filiación, incita al desafío, exuda el carácter político de los márgenes en juego –sean espaciales, imaginarios o coyunturales. Saturados de poder, los decires inoculan linde, instancia de cristalización devenida paradigma a nombrar mediante metáforas pendientes de alambres, de nubes. El centro semántico se enriquece igualmente en la afirmación que en la negación.