Los prodigiosos troquelados de Gisela Cortese - escribe Eduardo Stupía, curador de la muestra - se inscriben, a simple vista, en la refinada y arcaica tradición de los papeles recortados chinos, y es la propia artista quien se encarga de instruirnos acerca de ellos con datos precisos, contándonos además de su vocacional involucramiento en ese delicado arte manual durante una prolongada estadía en China. Las figuras recortadas en papel aparecen en ese país en el siglo VI, cuando las mujeres acostumbraban a colocarse en el pelo troquelados en papeles de aluminio dorados y plateados para ingresar a los templos, mientras los hombres los portaban en la práctica de rituales sagrados. Más tarde, esas figuras iban a utilizarse para ornamentar puertas y ventanas y, al cabo de cientos de años, son ahora un elemento de decoración muy popular, especialmente entre las mujeres campesinas.