“Para Losey el cuidado de la actuación es un detalle más dentro de su exacerbado preciosismo. Se encarga de que no haya un solo gesto, una sola mirada que pueda desentonar en uno de los filmes estéticamente más bellos y cuidados que hemos visto en los últimos tiempos. La obra de Losey está estructurada al modo de las tragedias griegas y de algunos dramas de Brecht: un conflicto central con sus personajes (el juicio) y un coro que comenta el desarrollo de los acontecimientos (los soldados). Este coro llega a hacer una parodia del juicio –que ya de por sí es una parodia– y actúa como un elemento de distensión. Sólo en la última escena los dos planos de personajes se mueven en un escenario común. Cada escena está resuelta meditada y originalmente, pero esta originalidad se aviene perfectamente a las necesidades del contenido de la película. (...) Ciertos golpes “macabros” constantes (las ratas, por ejemplo) producen un impacto en el espectador y lo obligan a mantenerse un poco distante de la parte sentimental del filme, pero éstos tampoco son gratuitos. El tema de las ratas se preanuncia en el comienzo de la película y va desarrollándose paralelamente con el conflicto central hasta tomar validez de símbolo en la parodia del juicio que hacen los soldados”.
Fragmentos de un texto de Lita Stantic escrito para la revista Enfoque, Necochea, diciembre 1965.
King and Country, Inglaterra, 1964, 90'.