No es casual que Herzog prácticamente haya empezado su carrera (esta es su tercera película) filmando agua imaginaria. Al comienzo de Fata Morgana una serie de aviones aterrizan sobre una pista que brilla y los refleja como si se tratara de un río; después están los espejismos en el desierto del Sahara, esos que hacen vacilar la mente y la percepción porque no dejan creer en lo que se está viendo. El Popol Vuh, ese relato mítico sobre el origen del mundo, se superpone a las imágenes y nos invita a revestirlas de sentidos nuevos. En ese parpadeo entre lo que vemos y pensamos, entre las imágenes y la imaginación, se condensa mucho de lo que Herzog haría en las décadas siguientes: filmar los espejismos, las creencias, no como si fueran un error sino una parte fundamental de la aventura de estar en el mundo.
Alemania Occidental, 1971. 79 min. Dir: Werner Herzog.